Solo fluir......
Dejar que lo que suceda, ocurra. Que lo que ocurra, suceda. Que el corazón guíe, y los pasos sigan sus huellas. Mirar al frente, y no predeterminar el futuro. Dejarse llevar por las cosas simples de la vida, no perder el tiempo en lo inerte. Sentir los latidos del corazón y a ratos volar. Soñar, y luchar porque la vida sea la utopía de los sueños encarnados.


"La magia va, viene, vuela. ...

Nace en los ojos, en la mirada,

en el alma, en el corazón.

Se feliz con la magia del Camino,

vuela libre con ella,

y que nada ate tu corazón.

Quiere a los que caminan contigo

y se feliz con ellos.

No llores por los que van más adelante o más atrás.

Vive el presente en el que la magia nos une a todos"



“Cada uno está hilando y tejiendo un mundo mágico en torno de sí mismo... Y cuando se comprende esto, las cosas comienzan a cambiar. Entonces puedes modificarlo, mejorar y transformar tu mundo.."

viernes, 12 de febrero de 2010

LA DIOSA DANA (Dôn/Donu/Danu/Anu/Ana)



Entre los celtas irlandeses: Dana
Isla de Man: Dana
Entre los celtas escoceses: Donu
Entre los celtas galeses y britanos: Dôn
Entre los celtas de la Bretaña Armoricana: Ana

La divinidad más antigua que se menciona entre los celtas es sin duda Dana o Danu, de cuya divinidad derivan todos los otros dioses celtas en la mitología celta insular, es decir, Los Tuatha Dé Danann. Si bien sabemos que cuando los hijos de Dana, llegaron a Irlanda, la Madre no fue con ellos, aunque todos sus hijos, son considerados como extensiones de La Primigenia. Aunque ciertamente la Diosa madre, aparece con diversos nombres y diferentes formas.
Concepto este, bien arraigado en la filosofía druídica, cuando hablamos de Una Única Deidad, con sus múltiples facetas, que son extensiones de ella, cada dios/diosa posee no obstante, sus peculiaridades y cualidades propias e individualizadas. Podríamos incluso atrevernos a definir este concepto como: Un politeísmo monoteísta o un monoteísmo polifacético o quizá un politeísmo en las formas y un monoteísmo en la esencia.
Nuestra deidad primigenia, llamada también Anu o Ana, cuyo nombre puede significar la Diosa madre o reina. No siendo ningún nombre propio, pues lo Absoluto es incognoscible y es innombrable. También algún autor cita que su nombre significaría “Agua del cielo”, curiosidad ésta pues el gran río Danubio tomaría su nombre de ella; curiosidad pues desde el nacimiento de este río, es desde donde se supone que empezó la gran expansión céltica. Existen otros ríos donde también se puede encontrar ciertas equivalencias del nombre.
Como diosa benéfica es mencionada en el “Glosario de Cormac” como equivalente a Buann-Ann, interpretado como buena Madre. Como diosa menos benéfica compone la Trinidad del destino junto a Macha y Badb, conocidas como una tríada, en el aspecto de “La Morrigan”.
En el condado de Kerry, (Irlanda), dos montañas o cimas gemelas, son identificadas como “Los Pezones de Anu”, ( Da Chich Danann), pues tienen formas redondas y asemejan pechos femeninos. Para sorpresa de algunos, siguen siendo venerados por las gentes actualmente.
Ella es la Madre Universal y Madre de todos los dioses. Diosa también asimilada a la Luna y gobernadora de las mareas. Mecenas de los vates y augures. Los druidas, en general, solicitaban, su permiso para encomendar a las almas de los recién difuntos a través de las puertas de los “sidhs” para alcanzar su nueva vida en el Otro Mundo. Suconyuge es Bilé, un dios, en un principio del inframundo, del cual dicen algunas leyendas, surgieron los primeros hombres.
En Gales a Dana se la conoció con el nombre de Dôn, Madre también primigenia y de dioses tan conocidos como Amaethon, Gwyddyon, Gofannon, Math, LLud yArianhrod. Posteriormente su denominación fue masculinizada.
También todo apunta a que durante la cristianización de los celtas; observando los cristianizadores, un culto exacerbado por parte de las gentes hacia la madre de Todos, diosa de la fertilidad y Madre-Tierra, se optó por no combatirlo más y asimilarlo, en la nueva forma de Santa Ana, la madre de María, que se convirtió desde entonces en un personaje protector, pero de notable raigambre céltica. Culto por otra parte que perduró hasta la Edad media, e incluso hasta el siglo XVII, al cual, el clero cristiano no tuvo más opción que acorralar, asimilándolo plenamente.
Es en algo parecido a lo que sucedió también, con la veneración de los celtas galos, después de romanizados, hacia la diosa latina Diana, en la cual aquellos, vieron a su primigenia Dana, o como decían los galorromanos: Diva Ana o Divuana.

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