Solo fluir......
Dejar que lo que suceda, ocurra. Que lo que ocurra, suceda. Que el corazón guíe, y los pasos sigan sus huellas. Mirar al frente, y no predeterminar el futuro. Dejarse llevar por las cosas simples de la vida, no perder el tiempo en lo inerte. Sentir los latidos del corazón y a ratos volar. Soñar, y luchar porque la vida sea la utopía de los sueños encarnados.


"La magia va, viene, vuela. ...

Nace en los ojos, en la mirada,

en el alma, en el corazón.

Se feliz con la magia del Camino,

vuela libre con ella,

y que nada ate tu corazón.

Quiere a los que caminan contigo

y se feliz con ellos.

No llores por los que van más adelante o más atrás.

Vive el presente en el que la magia nos une a todos"



“Cada uno está hilando y tejiendo un mundo mágico en torno de sí mismo... Y cuando se comprende esto, las cosas comienzan a cambiar. Entonces puedes modificarlo, mejorar y transformar tu mundo.."

jueves, 11 de junio de 2009

EL REY ARTURO


Entre los relatos perdurables en esta civilización occidental destaca uno que, por su importancia, merece un análisis detallado por parte de toda persona aficionada a la literatura de fantasía. Podríamos decir que se trata de la primera recopilación de relatos fantásticos a la que tenemos acceso y que reúne todos los elementos que caracterizan una obra de fantasía moderna: reyes magnánimos, espadas encantadas, poderosos magos, brujas malvadas, dragones amenazantes, héroes rescatando a doncellas en peligro, grandes batallas, etc... Todos estos elementos, que tan acertadamente han sido recuperados por los escritores modernos de género fantástico, ya eran parte de un relato que ha llegado hasta nuestros días desde las lejanas eras de principios de la edad media, y que ha ido creciendo y enriqueciéndose con las aportaciones de trovadores, juglares, escritores, novelistas o guionistas de cine, hasta convertirse en una de las historias más conocidas de la cultura occidental: la leyenda del Rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda.

Tintagel

Reinaba en Inglaterra Vortigern el Usurpador, asesino de Constantius, el legítimo rey de la isla. Esto provocó la animadversión del pueblo de Inglaterra contra él, así que, para contrarrestarla, el nuevo rey permitió a los mercenarios sajones establecerse en las tierras del reino, usándolos como un ejército particular para reprimir cualquier tipo de levantamiento en su contra. Pero los hermanos de Constantius, Ambrosius y Uther, habían logrado escapar y refugiarse en la pequeña Bretaña, y durante años prepararon un ejército para regresar a Inglaterra a reclamar lo que por derecho les correspondía.

Temeroso de ese día, y buscando reafirmar su alianza con los sajones, Vortigern desposó a una princesa de dicha tribu, Rowena, quien nunca pudo ganarse el respeto ni el aprecio del pueblo. Al contrario, la gente común vio como una afrenta más el que uno de los invasores hubiera llegado al trono de Inglaterra.

Por fin llegó el día del tan ansiado regreso de Ambrosius y Uther, y la gente se unió espontáneamente a su ejército, esperando vencer al usurpador y expulsar a los invasores sajones de su territorio. Y es que la derrota de Vortigern había sido predicha por un joven mago que comenzaba a forjar su leyenda personal: Merlín. En la fortaleza a medio construir de Snowdon, donde Vortigern ordenó sacrificarlo para que así su sangre cimentara los muros de la fortaleza, Merlín predijo la llegada del dragón rojo de los Pendragon, y que éste vencería al dragón blanco de Vortigern. Y tal y como lo había predicho, así sucedió.

Ambrosius se convirtió en rey de la isla, pero murió al poco tiempo debido a las múltiples heridas recibidas en innumerables batallas. Merlín lloró su muerte, y con magia y música levantó la “danza de los gigantes” en Amesbury (lugar hoy conocido como Stonehenge) para sepultar allí a Ambrosius. Le sucedió en el trono su hermano Uther, quien se encargó de finalizar la expulsión de los invasores y de unificar a todos los pequeños reinos que formaban Inglaterra en un reino único. “Una tierra, un Rey”.

Durante sus campañas contra los sajones, Uther estableció alianzas con otros reyes menores y obtuvo sonadas victorias contra los invasores germánicos, pero quiso el destino que se enamorara perdidamente de la esposa de uno de sus aliados, el duque Gorlois de Cornwall, lo que provocó enfrentamientos entre ambos y, finalmente, una guerra abierta en la que Uther puso sitio a la fortaleza de Tintagel, lugar donde Gorlois se defendía y guardaba el honor de su esposa Igraine.

Desesperado por el deseo, Uther pidió la ayuda de Merlín, quien por medio de sus artes cambió la apariencia del rey para que todos lo confundieran con Gorlois, y así pudo Uther entrar a Tintagel y satisfacer su pasión. Pero el precio a pagar sería alto: Merlín hizo prometer a Uther que el niño fruto de esa unión le sería entregado al momento de nacer para que él lo educara como el futuro Rey de Inglaterra.

La visión de Merlín se cumplió al pie de la letra: en la siguiente navidad nació un niño al que bautizaron como Arturo, y al que el mago se llevó para educarlo lejos de la corte. Uther vivió todavía algunos años más, pero a su muerte dejó el reino sin un heredero reconocido, lo que provocó muchos conflictos entre los nobles que aspiraban al trono. Para evitar un derramamiento de sangre innecesario, Merlín hizo aparecer una espada clavada en una piedra con una inscripción que decía: “quien sacare esta espada de esta roca, será el Rey legítimo de Inglaterra”. Muchos intentaron sacar la espada y todos fracasaron en el intento. Esto propició que el trono de Inglaterra quedara vacante a la espera de que apareciera quien había sido designado por la providencia como el gobernante de la isla.

Durante esos años, Arturo creció al amparo de un padre adoptivo, Sir Héctor, quien lo educó en las artes de la guerra, le previno contra las políticas e intrigas de la corte, le enseñó las cuestiones políticas del reino y le permitió entrenar junto a su hijo Kay, de quien se convirtió en escudero. Precisamente en este papel fue como llegó a Londres para la celebración de un torneo, y al ver que había olvidado la espada de su hermano adoptivo en la posada, se le hizo fácil simplemente tomar la espada que estaba clavada en la piedra, que salió de su singular funda sin el menor esfuerzo.

Esto asombró a los caballeros allí presentes, muchos de los cuales no quisieron reconocer a Arturo como el nuevo rey, hasta que apareció Merlín y reveló la historia detrás del nacimiento del muchacho, demostrando así que por sus venas corría sangre de los Pendragon, y que por tanto era el legítimo heredero al trono de Inglaterra.

Merlín hizo otros regalos al Rey, como convencer a la Dama del Lago para que le entregara una espada maravillosa, Excalibur, con la cual sería casi invencible. Además, mientras portara la funda de dicha espada, el Rey no podría sufrir ninguna herida. Todo esto lo hizo en previsión de las batallas que su pupilo tendría que enfrentar.

Pronto Arturo demostró tener un gran conocimiento de las artes de la guerra, al enfrentarse con éxito a diversas invasiones de los sajones y los anglos. Esto consolidó su reinado y acabó con casi toda la oposición que inicialmente había tenido por parte de algunos reyes menores. Se inicia así el reinado de Arturo y una época dorada para todo el reino de Inglaterra.

Camelot

Habiendo derrotado a los sajones en la decisiva batalla del monte Badon, toda Inglaterra entró en una época de paz y prosperidad, lo que permitió a Arturo llevar a cabo uno de sus más anhelados deseos: la construcción de la que sería su capital, la ciudad-fortaleza de Camelot. Se trataba de una gran fortaleza militar donde Arturo podía tener concentrada a una tropa numerosa, lista para desplazarse hacia donde fuera necesario; pero al mismo tiempo, era un lugar cómodo y hospitalario para que los cientos o miles de personas que vivían en él lo hicieran de buena gana y disfrutando del hospedaje, la comida y la bebida, que corrían en abundancia.

También se convirtió en el lugar de reunión de Arturo con sus más leales caballeros, y para dar una impresión de igualdad entre todos ellos, el Rey decidió que la mesa principal del salón tuviera forma redonda, de manera que nadie pudiera reclamar la cabecera de la misma. Camelot también se convirtió en el sitio donde Arturo dictaba las leyes y reglamentos, solucionaba conflictos entre los reyes menores e incluso atendía a los paisanos que venían a solicitar justicia por parte de la corona. Todo esto lo hacía Arturo con gran imparcialidad y sabiduría, de modo que su fama de rey justo se extendió por todo el reino.

La mesa redonda se convirtió en el punto de encuentro donde los caballeros relataban sus aventuras, y éstas fueron variadas y numerosas. Puesto que el reino estaba en paz y no se necesitaban sus servicios para cuestiones de guerra, los caballeros de Camelot frecuentemente salían a “explorar el mundo”, lo que inevitablemente significaba enfrentarse con gigantes, vencer a dragones, rescatar doncellas y derrotar a caballeros malignos. Pronto las aventuras de los caballeros de la mesa redonda sirvieron de inspiración para cientos de coplas, cantadas por los trovadores en todos los rincones de Inglaterra, e incluso también en la Europa continental; y todo esto elevó la fama de Camelot a niveles casi míticos.

Camelot sería también el hogar de Arturo y su recién desposada reina: Ginebra. Si bien la pareja se amaba y respetaba mutuamente, pronto el destino y la traición acabarían con la paz en el corazón del reino. El primer indicio de los problemas por venir se dio ante la incapacidad de la reina para concebir un heredero al trono, lo cual ponía en riesgo la gobernabilidad de Inglaterra cuando Arturo faltara; pero aún con esta situación, la pareja vivió feliz algunos años, hasta que los alcanzó la fatalidad.

La fama de Arturo hizo que muchos caballeros de todos los rincones de la cristiandad llegaran para ponerse a sus órdenes, y de entre todos ellos destacó uno llegado de “más allá del mar” que demostró ser el mejor combatiente, el más caballeroso, diestro por igual con la espada y con la pluma, capaz de enfrentar a un enemigo en combate o de componer un poema a una doncella, en fin, el prototipo del caballero galante de la época: Sir Lanzarote del Lago.

Arturo lo recibió de buena gana en su castillo y pronto ambos fueron amigos inseparables, pero quiso el destino que Ginebra y Lanzarote se enamoraran, y pronto el castillo bullía en rumores y maledicencias, hasta que Arturo, confrontado con el hecho, no tuvo más remedio que juzgar por traición a su reina y condenarla a la hoguera. Cuando se estaba ejecutando la sentencia, Lanzarote apareció para rescatar a Ginebra y ambos desaparecieron del reino.

A esta traición hay que añadir una mucho mayor: la hermanastra de Arturo, Morgana, usando artes de hechicería, había conseguido que el Rey yaciera con ella para concebir así un hijo bastardo, Medraut (Mordred), quien traería la desgracia para el reino. Todo esto también había sido profetizado por el mago Merlín antes de que finalmente fuera traicionado por su aprendiz Nimué, quien lo encerró en el corazón de la montaña Bryn Mirddim.

Todos estos acontecimientos minaron la fe que el pueblo tenía en su gobernante y comenzó una etapa muy dura para Inglaterra. Las cosechas se malograron, el ganado enfermaba, había escasez y hambre entre la población y poco a poco todo el reino cayó en una apatía enfermiza, fiel reflejo del estado de ánimo de su rey. Cuando la situación se agravó, los sabios del reino convencieron a Arturo de que buscara una solución, y ésta tomó una forma completamente inesperada.

El Grial

Desde los principios de la cristiandad corría la leyenda de la existencia de un extraordinario recipiente del cual bebió Cristo en la última cena y que sirvió también para recoger su sangre en el momento de la crucifixión. Este recipiente recibió el nombre de “Santo Grial” y su posesión implicaba la cura de todos los males y penas. Arturo, convencido de que ésta era la solución a todos los problemas del reino, envió a los caballeros de la mesa redonda a una búsqueda por todos los rincones de la Tierra, para que localizaran el Grial y lo llevaran a Camelot. La búsqueda resultó infructuosa, ya que una y otra vez los caballeros retornaban con las manos vacías, y muchos excelentes caballeros se perdieron en esta incansable pesquisa. Cuenta la leyenda que sólo uno de los caballeros logró ver el Grial, un joven bueno y virtuoso de nombre Percival (aunque en otros textos el caballero que finalmente encuentra el Grial es Galahad), y que la simple visión de esta maravilla hizo renacer la esperanza en los corazones de Arturo y los pocos caballeros que aún le eran fieles.

Durante todos estos años, Medraut se había convertido en un hombre y reclamaba a su padre una parte de la responsabilidad de gobernar el reino, además de que exigía ser reconocido como el heredero legítimo de la corona. Arturo, recordando la advertencia de Merlín, se opuso a ambas cosas, lo que provocó un distanciamiento que terminó en un áspero enfrentamiento entre los dos, donde los viejos guerreros que recordaban los años dorados de Arturo seguían apoyando al Rey, pero los nobles jóvenes e impetuosos, que prácticamente habían vivido en paz toda su vida, apoyaban a Medraut, deseosos de ganar gloria y riqueza por su cuenta.

Camlann

Fue inevitable la guerra entre ambas facciones, unas apoyando al viejo Rey y otros defendiendo los derechos del hijo no reconocido. Pronto ambos ejércitos coincidieron en las llanuras de Camlann, pero antes de iniciar las hostilidades, padre e hijo hicieron un último intento de llegar a un arreglo sin necesidad de derramamiento de sangre.

Cuenta la leyenda que ambos bandos llegaron al acuerdo de que los dos líderes se reunirían en el centro del campo de batalla, acompañados de un cierto número de seguidores. Previendo una traición, ambos acordaron que los ejércitos estuvieran atentos y que si veían que se levantaba una espada en el punto de reunión, ésta sería la señal de que algo había salido mal, lo que indicaría el inicio de la batalla.

Arturo y Medraut conversaron largamente, llegaron a acuerdos que fueron del agrado de todos los presentes y todo parecía indicar que la batalla no sería necesaria y que el reino sería dividido entre ambas facciones sin necesidad de enfrentamientos posteriores. Pero la fatalidad estaba presente, y cuando ambos contendientes estaban a punto de regresar con sus respectivas tropas, una serpiente mordió a uno de los acompañantes y éste, en un movimiento instintivo, sacó su espada y la blandió para matar al animal.

Ambos ejércitos vieron la espada desenvainada y de inmediato cargaron el uno contra el otro. La batalla de Camlann fue larga y sangrienta, y al final del día, entre los pocos sobrevivientes estaban precisamente Arturo y Medraut, quienes se enfrentaron uno contra otro, hiriéndose ambos mortalmente.

Así es como termina la historia de Arturo, aunque la leyenda posterior asegura que, antes de morir, el Rey fue levantado por tres reinas, y que ellas lo llevaron en una barca hacia la isla de Avalon, donde los sabios y las hechiceras lograron curarlo; y sigue viviendo allí, listo para regresar cuando Inglaterra lo necesite.

Comentario final

Como habréis podido apreciar, la leyenda de Arturo y sus caballeros tiene todos los ingredientes necesarios para convertirse en una historia imperecedera: luchas por el poder y actos de enorme generosidad, guerreros nobles y doncellas virtuosas, amistad y traición, hechicería y magia, grandes hazañas y grandes malentendidos, batallas espectaculares e intrigas palaciegas, en fin, todo un microcosmos que refleja fielmente las pasiones y los anhelos humanos.
Por eso no es de extrañar que, más de 1500 años después de que comenzara a forjarse esta leyenda, la historia de Arturo siga presente en las mentes y corazones de millones de personas alrededor del mundo y que haya servido de inspiración para multitud de obras literarias, cinematográficas o plásticas, y de seguro seguirá inspirando de igual forma a las futuras generaciones.

Sin duda alguna, el Rey Arturo ha conseguido la inmortalidad.

1 comentario:

Willow dijo...

El Rey Arturo y el Mago Merlin, sin duda dos personajes que acompañaron siempre mi corazón. Gracias por ofrecernos tan recopilada historia de ellos.Nunca será suficiente, toda la literatura e información a la que pueda llegar.
Un abrazo grande caballero.



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